Obra que representa a Buddha, Confucio y Laozi

El budismo, en sus diferentes variantes o escuelas, se practica en muchos países del mundo. Se originó en el norte de la India y se difundió en distintas partes de Asia hace más de dos mil años.

Buda de Leschan-Sichuan

Buda de Leshan-Sichuan.

La escuela mahayana del budismo llegó a China durante la dinastía Han, junto con mercaderes que recorrían la Ruta de la Seda. Su influencia en China fue creciendo a lo largo de los siglos.


La escuela de budismo chan (zen en japonés) plantea la importancia de la meditación como medio para alcanzar la iluminación. Durante la primera parte de la dinastía Tang (618-907) hubo una gran expansión de los monasterios budistas, gracias al patrocinio oficial y al creciente número de devotos.

Otro momento de gran difusión del budismo fue en el siglo XIII, con la dinastía Yuan, cuando los gobernantes mongoles patrocinaron los monasterios del budismo tibetano en su imperio. Siglos más tarde, los emperadores de la dinastía Qing también adoptaron el budismo tibetano como una de las religiones de Estado.


Actualmente el budismo se presenta como una de las religiones más difundidas en China, y se calcula que unas 245 millones de personas profesan sus principios o siguen sus prácticas con cierta regularidad. Esto incluye tanto a las comunidades monásticas como a los laicos.
El Islam se expandió en la región del Asia Central entre los siglos VII y VIII. Esta región había sido un lugar de encuentros de religiones y civilizaciones durante siglos, y muchos de sus habitantes la abrazaron como una nueva fe. Algunos de los más célebres filósofos y hombres de ciencia del Islam, como el matemático Al-Juarismi o el filósofo y médico Ibn-Sina, más conocido como Avicena, vivieron y se educaron en esta región, antes de hacerse famosos en todo el mundo.

Gran Mezquita de Xi an

Gran Mezquita de Xi an.

El Islam ha sido parte de la historia de China por más de 1300 años, y ha hecho grandes contribuciones al desarrollo científico y cultural de la nación. Muchas de las nacionalidades del noroeste son predominantemente musulmanas, como los uigur, los kazakos, los uzbekos, los tajikos, o los tatar, aunque también hay comunidades musulmanas en las distintas provincias de China.


A mediados del siglo VII, la dinastía Tang había logrado una gran expansión, y su capital, Chang´an, se presentaba como una ciudad abierta a los intercambios culturales y religiosos. Tras la batalla de Talas en el año 751, cuando las tropas musulmanas derrotaron a sus ejércitos, el Islam logró asentarse en Asia Central. Las relaciones entre los estados musulmanes y los reinos de China se mantuvieron estables a lo largo de los siglos. Muchos mercaderes musulmanes se establecieron en la capital, e incluso erigieron la Gran Mezquita de Xi´an.

La expansión mongola de los siglos XII y XIII conquistó los estados Islámicos del Asia Central con gran violencia, sumando musulmanes a la administración mongola y a los ejércitos chinos encargados de expandir el imperio y las rutas comerciales con el sudeste asiático y África oriental.