Fridl Loos
MHT-FL297
Unidades documentales MHT
Vestido
Autora: Fridl Loos
Fecha: c. 1970
Materiales: jersey de seda
Donante: Claudio Ehrenhaus
Fotógrafo: Leandro Allochis
Diseñadora y artista austríaca que contribuyó a venerar la estética folk y los textiles del NOA luego de radicarse en la Argentina a comienzos de 1940 junto a su marido, el arquitecto Walter Loos. Su primer trabajo en Buenos Aires fue en la sucursal argentina de la casa Drecoll, donde sus diseños cautivaron a la actriz Delia Garcés de Zavalía, quien se transformó en su clienta y promovió sus diseños desde sus protagónicos en el cine argentino en los films que dirigió Alberto de Zavalía.
Pero la vinculación de Loos con el cine no fue arbitraria; en 1925 y después de graduarse en Arte en la Escuela de Viena tuvo una tienda que respondió a su nombre de soltera- Fridl Steininger- y desde la cual diseñó telas para decoración y vestidos por encargo de la actriz Hedy Lamarr. Por entonces experimentaba con vestidos y capas en cuero negro, pelo de camello y otras texturas. En 1930 bocetó sus creaciones para la firma inglesa Jaegger House y en 1938 sus colecciones se comercializaron en las tiendas norteamericanas Bergdorf Goodman y Neiman Marcus.
La innovación en el uso de textiles fue una de las señas particulares del estilo Loos: mientras que en 1930 innovó con vestidos y capas tanto en pelo de camello como en cuero negro. Una década más tarde, en un viaje por Salta y por Jujuy Loos descubrió las telas de barracanes y los ponchos a los que incorporó como materia prima para sus diseños, que por entonces comercializaba también en las grandes tiendas de Nueva York.
Sus morfologías y patchworks textiles fueron revolucionarios en relación a los tonos y a las siluetas clásicas, que por entonces vestían las mujeres argentinas. “Al principio no se atrevían a jugar con colores, lo máximo era que usaran celeste o rosa”.
Su método partió de la búsqueda de textiles para luego probarlos sobre su cuerpo o el de alguna mannequin y finalmente trazar los bocetos con indicaciones para su realización.
Los cuatro locales Fridl Loos de la Argentina reflejaron tanto sus premisas de diseño textil junto con la mirada arquitectónica de su pareja. El primero de ellos funcionó en la calle Florida al 900 y fue austero en apariencia. Le siguió otro en Mar del Plata cuya vidriera exhibió las prendas junto a una puesta con troncos. El tercero, dispuesto en la Avenida Santa Fe al 700, combinó vidrio, pasto y piedras. Mientras que “Rancho”, tal como se denominó la tienda en Galerías Pacífico elogió desde una pared de ladrillos de barro, a los ponchos y las boleadoras. La última incursión en la moda de Loos se llamó “Atelier- Alta costura: diseños para vestir y vivir” tuvo un local en la calle Marcelo T. de Alvear donde las capas con rústicas telas urdidas en telares, las túnicas con técnicas de batik y mangas de kimono se complementaban con los diseños racionalistas.
En 1955 la editora de Harpers Bazaar Diana Vreeland, le envió una carta al estilo de sus célebres memos y enunció. “Qué gran placer nos proporcionó ver la ropa que usted diseñó e hizo. Son encantadores y absolutamente diferentes de las cosas que vemos en Nueva York o aquellas que llegan desde las boutiques de París”.
Durante 1950 Fridl trasladó los tonos multicolores a su línea de vestidos de mañana, cóctel y playa, empezó a pintar y en el transcurso de la década sus cuadros se expusieron en la galería Contemporaries de Nueva York. En 1958 el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro le otorgó una sala para que mostrase su colección de fotogramas, telas con sus audaces estampados y sus vestidos. El listado de usuarias y clientas de Loos remite tanto a Amalia Lacroze de Fortabat, la cantante Susana Rinaldi, la modelo Chunchuna Villafañe como al artista Alberto Greco.
En julio de 2000, el Centro Cultural Recoleta exhibió la muestra “Fridl Loos, perfil de una creadora” una retrospectiva de sus trajes y fotogramas curada por la diseñadora junto con la arquitecta Teresa Espósito, de la cátedra Baliero de la Universidad de Buenos Aires. Fridl murió a los 93 años, un mes antes de la inauguración.
Fridl Loos
MHT-FL299
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