Detalle de prenda de color negro con bordado de canutillos y plisados.

Detalle de Vestido de Rosina Corradini
Colección MHT
Fotografía: Leandro Allochis

Tener o no tener un Ramírez devino un imperativo en el manual de estilo de las  mujeres elegantes de Buenos Aires de siglo veintiuno que veneran al vestidito negro. Si bien desde 1920 se asocia al “little black dress” con los aportes a la moda de  Coco Chanel,  la firma  Premet ya había lanzado una colección de vestidos en satén negro y en homenaje a  “Garconne”, la novela de Víctor Margueritte y Stein & Blaine, una firma neoyorquina denominó “Personality” a un modelo de vestido negro predecesor del  clásico Chanel. De Balenciaga a Alaïa, Valentina y Versace lo reformularon y reverenciaron durante el siglo veinte.

Este eje agrupa diversas tipologías y creadores de vestidos negros de alta costura que integran la colección.  Dos  tesoros  con la etiqueta Saint Félix representan el recorrido temporal y tributo al vestido negro: del modelo en encaje negro bordado circa 1925 a la salida de teatro de 1930. Continúa con el  vestido de noche de dos piezas de Henriette que perteneció a Sofía Charpentier y un vestido de jersey negro con cuello alto y tres botones como único ornamento que ilustra la silueta emblemática de Fridl Loos. Madroños de terciopelo y azabaches adornan un vestido en tafeta con la etiqueta DE War circa 1950. Un diseño de Rosina Corradini en terciopelo negro con bordados y un gran moño lateral circa 1985 dialoga con el fourreau de línea sirena del invierno 2015 de Pablo Ramírez.