Randas realizadas por Margarita Ariza, María Magdalena Nuñez y Claudia Aybar.
La Randa es un textil. Es una malla tejida y bordada por un grupo de mujeres que viven en la comuna rural de El Cercado, Monteros, provincia de Tucumán. Sus hilos testifican un modo de estar en el mundo y le dan un cariz particular a la comunidad que la mantiene viva.
Con cinco siglos de historia es cierto que la Randa es tradición, aunque el aforismo aymara qhipnayra -recobrado por la socióloga Silvia Rivera Cusicanqui- propone también imaginar una reactualización permanente del pasado como futuro.
Para los pueblos andinos el futuro es lo incierto, lo que está detrás nuestro y no podemos ver. Mientras, el pasado se ofrece revelado ante los ojos y hacia él nos dirigimos. Allí está la Randa, que en su dimensión histórica, social y morfológica nos acerca a una historia de Tucumán y de las mujeres que la tejen desde siglos.
De la familia de los encajes a la aguja, traslúcida, abierta y permeable, la Randa anuda cuerpos de múltiples tiempos con distintas formas de hacer, bajo una combinación única de vientos, soles, ríos, cañaverales y montañas. Corporalidad, Materialidad y Hábitat son aquí el guión que construí para acercarnos a ella.
Los cuerpos son los de las Randeras. La muestra invita a oír el cuchicheo de sus voces en confidencia, que enlazan vivencias en un constante devenir de la aguja, entre el atar de cada nudo y el tensar de cada malla.
La materia nos remite a las secuencias creativas de nudos que aún cortados por azar impiden que el tejido se desarme. Lluvias, espigas, arroces, esterillas y panales de abeja, conforman diseños figurativos, abstractos, geométricos, radiales y simétricos, que condensan el sentido de la Randa para cada autora.
El hábitat es ese espacio-tiempo que construye la historia de una forma única e irrepetible. Esas coordenadas donde lo exótico, lo folklórico, lo antiguo, lo marginal -en palabras de Baudrillard- se resisten a “perder su mundo”.
Corporalidad, Materialidad y Hábitat. En lugar de un orden lineal, se abre un recorrido radial. Empezarlo por cualquiera de estas tres dimensiones invita a experimentar la Randa sin almidonar su relato.
Alejandra Mizrahi
Curadora de Randa Testigo