Juana Torres de Robles bordando una Randa en El Cercado.
Fotografía gentileza del Museo Folklórico de Tucumán.
Fotograma extraído del tríptico audiovisual Randa Testigo
Apreciar la Randa Tucumana
Los tejidos de encaje son piezas sorprendentes para detenerse a observar, sobre todo si el textil está confeccionado en forma manual. La mano de la persona otorga cierta calidez que hace únicas a las piezas. Más aún si se tiene en cuenta que no existe un patrón a seguir y que como todo acto creativo, el resultado de cada encaje depende de la imaginación, impulso, sentimiento y gusto de la randera.
Será necesario cierto acercamiento a la pieza, debido a la sutileza de este tipo de encaje. Aunque si bien su apreciación a cierta distancia puede ser muy espectacular, es en los pequeños detalles donde se puede capturar su grandeza.
El hilado empleado por las randeras, sumamente fino, de algodón; los colores que usan, generalmente de tonos naturales, entre el beige y blancos; el brillo, algo apagado por el efecto del almidón; las redes, muchas veces presentes en forma radial, partiendo de un centro, con sus distintos tamaños que parecen abrirse a medida que el tejido crece, y los diminutos nudos que tímidamente sujetan y dan estructura; los entretejidos bordados sobre la malla, donde la randera imprime aún más su huella de expresión personal, sin dejar de lado su hábitat natural que le aporta y regala inspiración a su imaginación; los enrejados, con su infinito entrecruzamiento de hilos que modifican la forma romboidal de la red, formando lacerías increíbles… Estos son algunos de los aspectos a observar, pero seguro cada uno tendrá su propia experiencia y sentimiento frente a la belleza de la pieza de randa.
¿Qué hay detrás de un tejido de randa?
Detenernos ante algunas de estas reflexiones puede llevarnos a valorar aún más a este textil.
Detrás de un tejido de randa hay años de trabajo paciente y dedicado de las mujeres de la comunidad de El Cercado, en Monteros, provincia de Tucumán, que hace que esta técnica ancestral se mantenga en el tiempo.
Hay una forma de tomar la aguja y el hilo, muy propia de esa región, que marca la huella de transmisión heredada de madres a hijas.
Detrás de un tejido de randa existe una comunicación con el entorno natural circundante que se manifiesta a través de sus bordados.
Detrás de una randa también hay sustento económico para la economía del hogar. También es para muchas de ellas la posibilidad de conocer otros lugares, exponer sus trabajos y comunicar su experiencia.
En el transcurrir de cada pieza tejida hay momentos vividos, sentimientos, alegrías y tristezas. También un disfrute por el tejido, que lo hace ser parte de lo cotidiano. “Amor” por la belleza y deseo de expresión. Es portar una identidad propia y particular, ya que ser randera en El Cercado es un “modo de estar en el mundo”.
Delia Etcheverry
Investigadora MHT.